Nuquí, tierra de vida

Esta vez quiero compartir con ustedes una experiencia de vida, la cual tuve la fortuna de vivir en el pacífico colombiano a 197 Km exactamente de Medellín, y es que Colombia tiene un municipio exótico, lleno de vida y fauna silvestre, se llama Nuquí, está ubicado en el departamento del Chocó, a 184 Km de Quibdó, capital del departamento. Este viaje se robó mi corazón completamente y por eso les voy a contar esta experiencia paso a paso.

Salí en la aerolínea de San Germán en el Aeropuerto Olaya Herrera en un vuelo chárter que duró 30 minutos, hacia Nuquí, al llegar, tomamos una lancha que nos llevó durante 45 minutos hacia una playa llamada Guachalito, allí nos hospedamos en un eco hotel llamado NAUTILOS, y nos recibió un hermoso atardecer. No les miento que la magia que sentí desde el aeropuerto, se comenzó a fortalecer más con ese paisaje tan hermoso.

De ahí en adelante todo fue una vivencia inolvidable que jamás voy a borrar de mi mente.

Estaba en compañía de unos personajes hermosos, ellos también periodistas, Javier Arboleda García de Telemedellín, César Montes de Teleantioquia, Wichardi Jurado Pérez del canal El Tiempo Televisión y Vianette Monsalve de Hora 13, con ellos compartí experiencias únicas y muy hermosas, ¡Qué más que vieron mi felicidad a primera mano cuando veía algo que me encantaba!, y es que, si tú lees mis notas, sabes que soy completamente apasionada por la naturaleza, la fauna silvestre, los viajes y sus paisajes.

Esa primera noche toqué la arena de la playa con mis pies descalzos, sintiendo una conexión energética muy satisfactoria, me sumergí en la noche en el agua a ver peces con una luz que llevó César y vimos unos animales sorprendentes, entre ellos una cucaracha de mar, lo que me puso a pensar que este animal tan perfectamente diseñado, lleva mucho tiempo acá, prehistórico y lo poco que respetamos sus espacios.

Al segundo día desayunamos y tuvimos nuestra primera salida a alta mar, para ver las ballenas, en esta experiencia, me sentí muy feliz de verlas, pero con angustia, ya que eran muchas lanchas, llenas de turistas en una gran persecución, y obviamente las estresaban. Ese día no conseguimos las mejores imágenes para nuestras notas, pero volvimos al hotel, felices de haber podido ver estos hermosos ejemplares.

En la noche me fui con César y varios turistas de caminata por la playa en busca de plancton bioluminiscente, pero todo era tan oscuro y como no conocía bien el terreno, y sin las linternas adecuadas debimos volver, lo acepto, no te imaginas el susto que me invadió por todo el cuerpo, al no poder ver nada, ni donde pisaba, finalmente estaba en el pacífico colombiano, donde la selva se funde con el mar.

En nuestro tercer día, volvimos a salir en lancha, durante una hora de viaje, dirigiéndonos al Parque Nacional Natural Utría, que es considerado como único en su tipo por contener gran variedad de ecosistemas, que van desde el marino hasta el selvático. Enmarcado por la inmensidad del Océano Pacífico y las colinas de la Serranía del Baudó, se estima como uno de los parques nacionales más biodiversos no solo dentro de Colombia sino en el mundo.

Allí conocí Playa Blanca, un lugar con unas cuevas muy bonitas, donde puedes practicar snorkelling que es la observación del mar, pero al ras del agua o a pocos metros de profundidad y así, poder ver los peces en todo su esplendor.

De regreso al hotel, íbamos en el bote, te confieso que sentía muchas ganas de poder ver una ballena más de cerca, ya que solo éramos nosotros, cinco periodistas, solos en una lancha, en ese momento, solo podía pensar que lo podíamos lograr, cuando de la nada, aparece algo gordo y grande, era un delfín y yo grité de la alegría, pues jamás los había visto en su entorno natural, ¡majestuoso!, pero no era el único, en este video que te voy a mostrar vas a ver todos los delfines que fueron llegando, eran, más de 50 y también en su compañía llegaban las ballenas, fue un momento único, mágico, lleno de vida, energía, algo tan sorprendente que no puedes contener tus expresiones de alegría, de euforia, es algo a lo que no estamos acostumbrados. Más bien ellos nos avistaron y disfrutaron de nosotros también, pues nos hicieron un show, que jamás imaginaria que me iba tocar disfrutar.

Los delfines y las ballenas, nos acompañaron aproximadamente dos horas y se fueron, dejando unas caras en nosotros de éxtasis y felicidad. Llegamos al hotel y rematamos con una supercaminada por la playa, ¡ahora sí con un guía!, el cual nos llevó a ver el plancton bioluminiscente que es el alimento de las ballenas, ya que ellas no tienen dientes, entonces, absorben estos microorganismos y los filtran, alimentándose de estos; Te cuento que en ese lugar no llegaba la luz, en aquel momento, nos sumergimos en el mar y comencé a ver como un montón de lucecitas iluminaban el agua, mis manos, mi ropa, mi piel, fue algo espectacular, es como si la magia saliera de tus manos, pero en el agua.

Miraba al cielo, veía las estrellas y al mirar el agua y mi ropa, también se veía iluminado, parecía un cosmos, lleno de luces hermosas que se movían por todas partes. Luego nuestro guía al vernos tan felices, se animó y nos llevó adentrándonos a la selva, y después de caminar en fila india un buen rato, se detuvo, haciéndonos pegar unos a otros, pensé que se debía a algún animal, recuerda que yo estaba en la selva del pacífico colombiano, en pleno Chocó, en la noche, y la fauna abunda en el sector, pero nuestro guía, nos dijo que apagáramos las linternas, y pasó un rato en la oscuridad, escuchando los sonidos de la naturaleza, esto fue grandioso, y cuando menos lo pensé, todo se comenzó a iluminar, me sentí en una película de ficción, de fantasía, las raíces iluminaban fluorescente, todo por un hongo que se produce, cuando la raíz o algunas hojas se descomponen, y es ahí donde toman un componente que las hace luminiscentes, si te parece mágica esta vivencia, te invito a que visites nuestros destinos, en Colombia tenemos todo, es bueno conocerlo, cuidarlo y aprovecharlo.

Yo me quedo con mis fotos mentales, con lo vivido cada segundo, con lo que pude compartir y entregar, pero te invito a que vivas tu propia experiencia en Nuquí, tierra de vida.